Hace dos años, unos problemas de salud que le provocaron varias cirugías le hicieron replantearse la vida.

“Pasas de estar bien un día, y al siguiente ingresada en el hospital con morfina, y te das cuenta de que tienes que hacer lo que realmente quieres y no quedarte con las ganas de nada”.

Correr a Cristina le provoca libertad. Es un momento totalmente suyo, donde desconecta y recarga energías. Ha descubierto cualidades en ella que desconocía, que tiene que creérselo y confiar en sí misma.

“En los días en los que menos apetece correr a lo mejor es cuando físicamente no lo necesitas tanto, pero psicológicamente es muy necesario, porque ayuda a relajarte del estrés acumulado y a recargarte de energía a tope”.

Como toda gran corredora, Cristina lleva ya unas cuantas carreras en sus piernas, pero recuerda especialmente la de su estreno, un 10K en Sanchinarro. Y es que esa sensación de pelos de punta cuando gente que no te conoce te dedican un momento en animarte y aplaudirte, con música a tope es, desde luego, mágica.